Por Joan Artigues Virgili
El Capitán Mirambell, de 39 años de edad natural de Ocata ( Barcelona ) con un gran pasado marinero, estando en Tarragona en 1834 como capitán de la " Constancia" polacra-goleta, se le ocurrió una atrevida idea en la que se jugaba la vida y sus intereses. Calculó que en las jóvenes repúblicas del Río de la Plata no se producía vino, almendras, pasas, aceites y que vendiéndolas podría obtener largos beneficios.
Cargó la "Constancia" con 110 pipas de vino, aceite, almendras y avellanas. La aprobación de sus dos pilotos Pablo Ferrés, de Vilasar, y Fernando Torres, de Arenys de Mar, fue decisiva. Despachó el buque para ir a Montevideo, arribando a Pernambuco fue aconsejado a izar bandera brasileña para no confesar ser buque Español, dado el conflicto existente entre las dos naciones en aquellos años.
Llegó a Montevideo el 10 de Enero de 1835, sin darse cuenta fondearon bajo los cañones de defensa de la ciudad, a lo que fueron rodeados, reconociéndo al buque como Español. Entró el capitán Mirambell a presentarse a la Autoridad de Marina D. Antonio de Caraballo, que rasgó la patente Española en mil pedazos y los encarcelaron a todos para ser fusilados.
Cinco días después llamaron al capitán a un Consejo presidido por el propio General Ribera indicándole que era prisioneros de guerra, a lo que contestó el Capitán Mirambell que su "Constancia" no era goleta militar sino un bastión para establecer lazos de amistad y comercio entre los dos países. Quedó en libertad él y la tripulación pudiendo llevar la bandera Española. El capitán Ribera ordenó la libertad de todos los presos españoles en Uruguay.
Volvió el capitán Mirambell a España, con carga de valor en sus bodegas y un certificado conforme los barcos Españoles podían entrar en todos los puertos de Uruguay. El capitán vio reconocida su hazana en Cataluña, pero no del gobierno de España.