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VIVENCIAS DE LA ARMADA

 Por Jaume Matamala Blanch
       En un Departamento Marítimo de una Comandancia de Marina, había una Ayudantía que se encargaba de canalizar las relaciones de la Marina con los medios de comunicación. La ocupaban un comandante y un sargento escribiente como auxiliar. Dicho sargento pidió al comandante, que dado que su despacho era pequeñísimo,  si cabía la posibilidad de instalarse en el del propio comandante alegando que tal hecho ayudaría a tener un comunicación mas fluida, a lo que su superior accedió.

      El sargento, debido a su sordera, pidió a su superior si su mesa podía formar ángulo con la suya dejando la del comandante con la  mejor vista a los jardines . Tan pronto marchaba el comandante el sargento la ocupaba dado que su superior pasaba largas horas ejerciendo de relaciones públicas de la Armada. El comandante se sentía muy cómodo con la eficacia en resolver los asuntos de su subordinado; hasta el punto que el sargento, a espaldas del comandante, le suplantaba en numerosas ocasiones.  Empezó el comandante a sospechar algo ya que le llegaban rumores que por teléfono era muy simpático pero que tratado en persona esa virtud quedaba un tanto mermada.

   Una tarde, llamó un Almirante de otro Departamento Marítimo, pidiendo por el comandante, como de costumbre se hizo pasar por él.  Solicitaba dieran prioridad a su sobrino para ocupar plaza en la Comandancia, a lo que el sargento le informó que lo colocaría en primer lugar de la lista de candidatos. Llegó el comandante al despacho y el sargento le informó que le había llamado el Almirante pidiéndole su influencia para su sobrino. El comandante ya harto de que el suboficial se hiciera pasar por él le dijo: " y yo, que le he dicho ".-